Arte forjado con fuego y fe: la historia de Edgar Flores.
En la Iglesia Episcopal San Pedro, en Pasadena, brilla el talento de Edgar Flores, un escultor apasionado que transforma metales reciclados en obras llenas de vida, belleza y mensaje.
Desde pequeño, Edgar descubrió su don: con arcilla y plastilina creaba figuras únicas. Pero fue a los 12 años, al ver a otro joven construir un tanque y un helicóptero con tornillos y latas, cuando se despertó en él una pasión que marcaría su vida: “Yo puedo hacer algo mejor,” se dijo, y así comenzó su camino con el arte del reciclaje.
Para Edgar, reciclar no es solo cuidar el planeta, sino sembrar cultura y conciencia. A través de sus esculturas enseña a nuevas generaciones que el arte y la responsabilidad ambiental pueden ir de la mano. Gracias a su talento, ha llevado su obra a países como Brasil, Chile, Perú, Venezuela y Colombia.
Una de sus últimas creaciones, Pasión Llanera, fue construida con piezas recicladas de motocicletas Harley Davidson y expuesta en el Rodeo de Houston, captando la atención de muchos por su fuerza e inspiración.
“Es satisfactorio ver cómo la chatarra se puede transformar en arte. Eso me llena el corazón,” expresa Edgar con emoción.
La pieza fue comprada por uno de los dueños de Harley Davidson y está hecha con discos de freno y otras partes metálicas, demostrando que el arte también puede generar ingresos y ser una herramienta de transformación social.
Desde su comunidad, la Iglesia Episcopal San Pedro, Edgar recibe el respaldo y la inspiración para seguir compartiendo su mensaje: los buenos somos más, y el arte puede cambiar vidas.